Cuando ensalzo, porque me parece correcto, alguna conducta política del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, siempre hay algún cateto incorregible o un falso progre que me insulta. Me da igual. Observo atentamente la actualidad internacional y, desde hace años vengo siguiendo la carrera de Obama y su familia. En 2007, el entonces senador pasó un día completo con Pauline Beck, una trabajadora social, similar a las que ahora sufren por los impagos, las trabajadoras de la dependencia de Acasa. Ahora prepara acciones para dignificar a estas trabajadoras sociales, algunas ya están en marcha (Fair Labor Standards Act, FLSA). Está cumpliendo su palabra y tratando de reformar el sistema de salud, de protección social de los Estados Unidos.
Probablemente yo entienda el ejercicio de la política de otra forma, quizás un día no me quede más remedio que asumir otros niveles de compromiso porque esto no hay quien lo aguante. Pero si yo tuviera la más mínima influencia sobre la flamante senadora jerezana María José García Pelayo, alcaldesa de mi pueblo, le recomendaría que le echara un par de ovarios y pasara un día completo ayudando a esas mujeres que claman por un salario digno. Y que luego aguantara algunos meses sin cobrar pero trabajando con las personas necesitadas. Ella cobra puntualmente del Senado de España. No tiene retrasos. Tampoco los tienen los ediles que perciben sus emolumentos de la Diputación. Estoy seguro de que iba a tardar poco en arreglar la situación. Muy poco, haciendo lo que tuviera que hacer. ¿A que no te atreves, Pepa?