- Una pregunta sobre Instagram ¿Cómo describirías la sensación de colgar una foto y antes de que lleguen las respuestas de amigos y comentarios?— EL PAÍS (@el_pais) 5 de agosto de 2018
- ¿Qué ocurre cuando te bajan los likes?
Los instagramers responden. Sí, las respuestas son reales https://t.co/8Gu9YkpqvB
Ahora que mirar el significado de una palabra en un diccionario o buscar una dirección en un mapa prácticamente se han convertido en cosa del pasado gracias Internet y a los smartphones, parece imposible limitar su uso en nuestra vida cotidiana o simplemente desconectar los datos.
Las cifras hablan por sí solas: 1 de cada 4 españoles entre 18 y 65 años (7,6 millones) es adicto al móvil, según un estudio realizado por Rastreator. Además, el 80% lo usa de manera continua, entre 2,5 y 4 horas diarias.
Gracias a la tecnología todo es más sencillo. A golpe de clic podemos pedirle a nuestro “asistente de voz” que nos busque el restaurante más cercano, enviar un whatsapp o publicar un tuit. Términos que no existían hace relativamente poco tiempo, al igual que la nomofobia, miedo a salir de casa sin el móvil, o el phubbing, que consiste en prestar más atención al móvil que a las personas.
En unos años hemos pasado de ver la tecnología como un pasatiempo a pensar que es totalmente imposible limitar su uso en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, vivir sin tecnología no solo es posible, sino que es necesario pasar períodos de desconexión digital para no sufrir la enfermedad del siglo XXI: el estrés tecnológico. Desde IMF Business School proponen varios consejos para poder hacer un détox digital este verano, sin necesidad de reservar en hoteles sin conexión o hacer un crucero sin contratar el paquete de Internet: