El Gobierno tiene un grave problema en el sur. Andalucía, el granero electoral del PSOE, sufre un terremoto con epicentro en Puerto Real: el cierre de Delphi. ¿Las cifras? Pues son 1.600 trabajadores directos, otros 400 eventuales, 2.000 por efecto inducido de la actividad industrial de la factoría, 400 proveedores. Y esta vez el gobierno de ZP no podrá tirar de talonario como hizo con la última reconversión naval en la provincia (1.200 millones de euros, dicen) Nadie salvó los astilleros, desaparecieron miles de puestos de trabajo que nunca volverán a crearse. Lejos de querer echar gasolina al fuego, como dice Pizarro que hace Arenas, la realidad es que lo más probable es que hoy se radicalice el conflicto. El motor de Delphi mueve la economía gaditana. ¿Qué podrá hacer un joven profesional si le dan 21 días de indemnización por año trabajado y poco más? Irse de Andalucía, buscar trabajo en otra comunidad donde el pleno empleo no sea un objetivo, sino una realidad diaria. Nos vemos en Madrid, por ejemplo.
El héroe de la jornada se llama Antonio Pina, es afiliado de CCOO, militante del PCE y presidente del comité de empresa de Delphi Puerto Real. Si nadie lo impide (el poderoso sindicato del metal de CCOO le ha dicho que "no toca") irá a la huelga de hambre el día 26. Faltan algunos días para ello y ya hoy las diarreas han sido nota común en algunos despachitos oficiales. La batalla por la supervivencia del empleo en la bahía de Cádiz no está siendo fácil para nadie en estos días, pero menos aún para una Junta de Andalucía falta de reflejos (al menos aparentemente) y un Gobierno que no sabe o no quiere defender en Europa y en los Estados Unidos que lo que aquí está pasando es un caso de globalización por bancarrota.Esto es deslocalización y así lo ha terminado llamando el consejero de Empleo de la Junta, el jerezano Antonio Fernández. Hoy estaremos atentos a la asamblea de los trabajadores. Ni son tontos ni imprudentes, simplemente pelean por su puesto de trabajo. Cuidado con engañarles
