Bueno, hay un troll, falso periodista y asesor a sueldo en su tiempo de un remedo de dictador, que se dedica a insultar a troche y moche, sin saber que internet es absolutamente permeable a todo. El tipo en cuestión, del que tengo hasta la matrícula del coche de su política compañera (cosas de la tecnología dear friend) anda entrando en blogs e insultando todo lo que le dejan. En este blog hay normas de cortesía, de elegancia y finura en la expresión que, de ser cumplidas, nos permiten que publiquemos sin más los comentarios. Me divierte bastante, la verdad, conocer la identidad de este troll, certificar que en este país hay gente indeseable que practica el odio. Y este jili fue condenado por vulnerar los derechos constitucionales de una buena persona. Y pagar duele ¿eh? Sobre todo en euros. Si persiste, publicaremos la sentencia y algunos comentarios colaterales sobre sus actuales andanzas. Nos vamos a reir...y sobre todo de las peripecias de algún tertuliano resentido que nunca será nada, y menos alcalde de Cádiz o de San Fernando (en Jeré no lo dejamos pasar de Cuatro Caminos). Lo que no sé es como se fían de él, si preguntaran por ahí se darían cuenta que es un bocazas y lo cuenta todo....un peligro.