Madre del amor hermoso, hay que ver como está el patio político del municipio jerezano. La persecución de género desatada contra la alcaldesa, Pilar Sánchez, es fruto del mayor ejercicio de fariseísmo que he presenciado en mucho tiempo. Y las ratas huyen cuando caen chuzos de punta. El que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Y los pecadores han dejado sin cantos el lecho del río Guadalete y las canteras de San Cristóbal. Siempre he sido partidario de ir con la verdad por delante, pero en esta ocasión más que nunca. Es necesario que el equipo de Sánchez se siente, dibuje una estrategia y redacte una hoja de ruta para marcar el ritmo político, la tensión informativa de la ciudad no puede ser marcada por quienes tienen tanto de lo que avergonzarse ¿no? Yo, al menos, me niego. Probablemente por la mente de Juan Carlos Jiménez, una persona libre y con derechos, y por la de Pilar Sánchez, quien nunca pensó que esto iba a ser tan duro, haya pasado en las últimas horas la posibilidad de que el primero abandone sus competencias y pase a otras funciones. Si llegara a hacerlo triunfará la falsedad y la hipocresía de nuevo en Jerez y la ciudad no tendrá remedio. Antes de tomar una decisión así urge informar a la opinión pública de que en modo alguno se va a pasar página, y urge que nos enteremos los ciudadanos y periodistas de infantería de Marina qué diablos ha pasado y pasa en esta ciudad. Hoy he recibido tantas llamadas que tengo la cabeza a punto de estallar. Y no me atrevo a dar consejos, aunque, ya puestos, solo uno: bajar la visera, calar bayoneta y armarse de...datos. La información es poder. Por eso los ordenadores tienen cada vez más memoria y en esta puta ciudad de mis amores la memoria falla, es tan frágil. Ni un paso atrás, siempre escampa y las heridas cicatrizan y te hacen más fuerte y prudente. El temita es de mis adorados Thin Lizzy: "Los chicos han vuelto a la ciudad". Nada se ha escrito nunca de los cobardes... Sic.