28 jul 2008

Valdelagrana, otro punto de vista

Bueno, ya estoy en mi retiro alternativo de Valdelagrana, compartiendo anhelos con las gaviotas vacilonas y ese ambiente absolutamente único que tiene la popular playa de mi niñez. Desde este piso las cosas se ven de otra forma. Imaginaros, cervecita a punto de hielo, gambitas de Romerijo (of course), papitas recién fritas con ajo (del puesto del paseo marítimo), la bahía al fondo, barbita de varios días y camiseta rockera, chanclas y ordenata con adsl móvil. El JD preparado en vasito ancho y unos puritos cubanos para dar ambientillo a la cosa. Tiene esto un toque italiano y babilónico (¿es mi imaginación o tengo una pandilla de rusos valdelagraneros en la mesa de al lado, plena de pescaíto frito y marisco a go-gó?) que no cambia. Yo recuerdo aquellas tardes en Valdelagrana, entre pinares, cuando mi padre nos llevaba allí tras un baño reconfortante en la playa. Íbamos en su moto con sidecar, tan ricamente oiga. Banquitos, mesas plegables, tinto de verano y alegría llegaban luego en el coche. El espíritu de Valdelagrana me inunda. Y si me jode, pues pillo el coche y a Cádiz, cerquita de la Venta El Chato, pero con la neverita repleta. Esta noche me iré a ver a Caetano Veloso. No sé de qué me quejo, si lo tengo todo a tiro de piedra.