No tienen vergüenza. Pero 192 almas martillearán las suyas siempre. Me refiero a quienes han optado por un homenaje light con motivo del quinto aniversario de la masacre del 11-M en la Estación de Atocha. Yo sí me acuerdo de aquellos días infames y maldigo a quienes, si es cierto, llegaron a brindar con champán por el éxito electoral gracias a la masacre. Nunca olvidaré el 11-M, y tampoco el tremendo dolor al día siguiente, y desde entonces hasta ahora. Llorando por dentro y por fuera cuando bajaba desde mi casa hacia Atocha, en mi coche, escuchando el ruido de los neumáticos sobre el asfalto, ni un claxon, apagado el murmullo de la gran capital, todos mirándonos incrédulos, y al fondo, banderas fotos y proclamas contra los asesinos. Bajo el reloj de la estación. He buscado canciones sobre el 11-M pero la mayoría de nuestros autores paniaguados no han tenido la decencia de acordarse de los 192. Ni una mala letra, ni un poema de aquellos que iban a trabajar, como cada día. Y he encontrado a Serrat, cantando el himno que todos, en un momento u otro, hemos añorado cuando alguien nos quita la libertad. Un día, espero verlo, sabremos toda la verdad. Llegará, estoy seguro. Yo pude ir en aquel tren, siempre lo recuerdo, por eso canto este himno.
Viñeta de La Fragua
