Me decido a escribir estas líneas libremente en mi blog porque así me lo demandan mi conciencia y mi corazón.
¿Y ya que hay 22 personas dispuestas a trabajar por la profesión, por qué no lo hacéis todas unidas? La pregunta me la han hecho algunas personas estos días, máxime después de las tristeza de estas horas vividas. La respuesta es bien sencilla. Porque no ha sido posible. Por mi parte lo he intentado. De hecho, al inicio del proceso de cambio cinco miembros de mi candidatura nos reunimos con la compañera María José Pacheco para explicarle las razones que nos llevaban a impulsar un severo cambio de rumbo en la APJ.
Ella compartió con nosotros la mayoría de nuestros puntos de vista una vez le explicamos los argumentos claros que nos movían a querer dar un cambio positivo a todo, y terminó afirmando luego que nos llamaría, incluso que no se uniría a candidatura alguna y que después de las elecciones igual se incorporaba a trabajar con nosotros. Y eso nos llenó de alegría a todos porque iniciábamos un camino de consenso y unidad.
Llamamos a María José para que formara parte de nuestra candidatura si bien le hicimos ver que durante los últimos años no había protagonizado acción alguna -en el seno de la asociación- orientada a una defensa más activa de nuestros intereses profesionales. Ella nos respondió que había elegido otro camino para esa defensa -imagino que se refería al sindical- que nosotros consideramos absolutamente legítimo y necesario en los momentos actuales. Y le invitamos ahora a pasar a la acción dentro de la asociación. Y no le pareció mal, aunque pidió "tiempo". Le respondimos a todo lo que nos preguntó incluso hablamos de algunas ideas.
Esperamos una semana en vano a que nos respondiera, pero algo raro pasó -"las personas cambian", me dijo- y su respuesta fue organizar otra candidatura, cuyos apoyos están muy claros y a los que no me referiré más, de momento. Hemos tendido la mano con antelación, incluso quisimos que formara parte de nuestra candidatura. Pero no fue posible. Y María José tiene mi respeto, lo tenía antes y lo tiene ahora, siempre. Ahora bien, sin interferencias extrañas. Algunas voces, curiosamente políticas, usan términos como "enfrentamiento" en sus conversaciones con nosotros, cuando aquí lo que hay es una confrontación de ideas sana, democrática y un interés en defensa de la profesión que nunca se había dado porque nunca habíamos vivido una crisis económica como la actual. Es curioso todo esto conociendo como conocemos la naturaleza de algunos verdaderos "enfrentamientos" políticos. Quizás a estas personas les faltara información suficiente sobre todo esto. Puede ser.
Hace algunos días, al conocer por casualidad una información, supimos que hay personas (pocas, la verdad, aunque alguna con gran influencia) que están trabajando activamente para impedir que ganemos. Y desconocemos las razones. Pese a ser una gravísima intromisión en un proceso electoral que debe ser limpio, optamos por seguir adelante.
He aguantado algunos (pocos) insultos anónimos en blogs, algunos son graves injurias, y esta semana también en los comentarios en Diario de Jerez que en otras circunstancias habrían sido denunciados inmediatamente ante las autoridades, como hacen muchos políticos en estos días. He optado por ignorarlos ("ojos que no ven, corazón que no siente"), seguir, con talante (aunque el concepto ande bajo mínimos) y mucho estilo, sin responder. Y asi seguiremos hasta el lunes 20.
Nuestra opción es plural -a las pruebas me remito- profesional -como lo avalan nuestras trayectorias- y responsable -todos lo saben- pero lo que no pienso hacer es pedir perdón por haber trabajado, por haberme formado y por poner todo mi esfuerzo, y mi salud, a disposición de mis compañeros, lo merezcan algunos/as o no. Y creo que mis compañeros y compañeras se sienten muy orgullosos/as de sus respectivas carreras. Queremos hacer las cosas bien.
Lo sucedido este fin de semana me ha llegado al corazón y al alma, no sabéis hasta qué punto, y he actuado conforme a ellos. Y María José lo sabe perfectamente porque le hablé abiertamente el pasado domingo. Que se lo cuente ahora a sus compañeros/as.
UN CAMBIO DE ESTATUTOS
Las personas que sean elegidas este lunes 20 han de tener en cuenta que habrán de cumplir las promesas hechas y rendir cuentas de su gestión ante la asamblea, con transparencia. Las personas que sean elegidas este lunes 20 tendrán que tener la capacidad, sin compromisos oscuros ni deudas pendientes, de plantar cara a la adversidad y a los enemigos de la libertad de información. Esas personas tienen que tener las manos libres, las ideas claras, experiencia y responsabilidad. Y sabrán que no tendrán cuatro años para hacer y deshacer a su antojo, que los estatutos permiten, en cualquier momento, impulsar un proceso de cambio. No tenemos esa suerte con los partidos políticos ni los sindicatos. Los eliges por cuatro años y te aguantas. Solo ellos pueden adelantar los comicios. No es así en nuestro caso.
Si soy presidente el lunes 20 prometo que impulsaré un cambio de estatutos para que la elección del presidente quede desvinculada de su candidatura. De esa forma, cada compañero/a podrá votar al periodista que le parezca mejor. Eso se llama listas abiertas, algo imposible en el sistema político en estos momentos.
Cumplidos los cuatro años, aquel que haya hecho los deberes quizás cuente con la renovación si se vuelve a presentar, pero de esa forma nunca más -está en un acta recogido- habrá un compañero que nos reconozca, con gran desfachatez, no haber hecho "ni el huevo" en todos estos años. A la APJ venimos a trabajar. Por si no se habían dado cuanta algunos/as.
*No he encontrado mejor canción para resumir mi estado de ánimo en estos momentos.