Pastrana (UGT), el presidente Griñán, Herrero (CEOE) y Carbonero (CCOO). |
No creo que esté muy contento el presidente andaluz, Pepe Griñán, con los últimos gestos del presidente de la CEA, Santiago Herrero, perdedor en la batalla de la CEOE, ganada por catalanes y madrileños. Herrero, en un intento de eludir el cliché de que es más del PSOE que Alfonso Guerra, se lanzó el otro día en los brazos de Javier Arenas, a punto de morir de éxito ante tanta encuesta positiva. Con tal ardor guerrero, que la maquinaria de la Junta y del PSOE, un mismo ente casi, ha rechinado agriamente.
Tengo claro -por lo que se cuenta en los pasillos del Parlamento andaluz- que cuando Griñán y Herrero se vean de nuevo las caras no todo será miel sobre hojuelas. Ni mucho menos. Y que pasarán algunos días hasta que ese encuentro se produzca. Eso pienso, aunque igual Herrero necesita más árnica de la cuenta.
Griñán tiene que resolver también -menos mal que está Pepe Caballos (los viejos rockeros nunca mueren)- el asunto de CSIF, el ninguneo al que se le ha sometido estúpidamente desde el Ejecutivo andaluz, que hay que ser torpes o tener demasiados compromisos con el duo UGT-CCOO para no darse cuenta de que eso no es de recibo. "La cosa está encarrilá, Pepe", me dijo uno que sabe. Y le creo.