Uno de los pasaportes que salvó la vida a su titular.... |
Eran funcionarios del régimen franquista y buenas personas, como lo son la mayoría en España, aunque una casta de impresentables, en cada gobierno, adictos al trifásico, les haga aparecer como lo contrario. Me ha encantado la historia, las vidas de nombres de Eduardo Propper de Callejón, Ángel Sanz-Briz, Sebastián Romero Madrigales, Bernardo Rolland de Miota, José Rojas Moreno, Julio Palencia o José Ruiz Santaella. Fue en la década de los cuarenta. Eran diplomáticos, que podían haber salvado su culo muy fácilmente, pero que se complicaron la vida y la arriesgaron por causas nobles, en tiempos duros. Estaban destinados en distintos puntos de Europa -Hungría, Francia, Rumanía, Bulgaria, Grecia, Alemania...- que servían a los intereses de aquella España de Franco.
Según reconoce ahora la Junta con una exposición, que os recomiendo visitar, tras ellos se esconden otros nombres, los de alrededor de 60.000 personas judías que lograron salvar su vida gracias a la labor desarrollada por estos diplomáticos en la II Guerra Mundial.
Estos españoles aprovecharon sus respectivos cargos para interceder ante las autoridades alemanas y de los gobiernos colaboracionistas, y librar así de una muerte casi segura a miles de personas, expidiendo pasaportes, escondiéndoles en pisos protegidos, dándoles empleo, denunciando su situación ante las autoridades españolas y, en definitiva, presionando para hacer valer su protección consular ante la barbarie nazi de la que estaban siendo testigos.
La Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, adscrita a la Consejería de la Presidencia, ha recuperado la figura de estos funcionarios con la exposición 'Visados para la libertad. Diplomáticos españoles ante el Holocausto'. Una muestra, producida por Casa Sefarad-Israel, que rinde homenaje a unas personas desconocidas para el gran público, pero que ya están consideradas como los 'Schindler españoles'.
(La exposición podrá visitarse hasta el próximo 13 de febrero).
Fuente: Junta de Andalucía