3 dic 2012

1982, aquella campaña de Felipe

#GraciasFelipe
El acto de homenaje a Felipe, hoy en Madrid.


En 1982 no teníamos fax virtual, ni internet, ni móviles en aquella campaña del PSOE en la que, con orgullo lo digo, participamos quienes deseábamos con todas nuestras fuerzas un cambio en España. No olvidaré a quienes me ayudaron a estar, a aprender de aquella campaña que llevó al poder a Felipe González, que ayer fue homenajeado por treinta años de historia. Llenos de más luces que sombras mal que le pese a los profetas de la tristeza. No reconocer lo bueno es un ejercicio estúpido, ignorar los errores es de necios. Los hay a un lado y otro del espectro político. Los conozco bien.
El acto de homenaje, ayer, a Felipe González, es preludio, creo, del cambio radical que, en 2013, necesitará el PSOE para no quedar reducido a un partido residual. No se trata de pedir perdón en un vídeo (que tampoco viene mal) sino de refundar de arriba a abajo una organización que ha perdido su rumbo, su identidad y su espacio político. No es un mal empeño.
Un PSOE que necesita a gritos pasar página, despegar los zapatos de la moqueta oficial y volver a recuperar la calle, esa misma que hoy, tristemente, ha gritado en contra de que los recortes se lleven por delante la dependencia. Esa misma que se cabrea porque no hay nadie, acaso IU y algunos nuevos partidos inquietantes y atractivos, que les defiendan o al menos den la cara, Los socialistas han de regenerarse, y Griñán, su presidente, lo sabe. No puede perder un segundo.
Cada día enviábamos valiosos datos y opiniones a través de un rudimentario desk-fax, informes que eran una fotografía fiel de la marcha de la campaña socialista y de la oposición, pero no un documento almibarado sino real, trufado de información estratégica. Datos que luego eran procesados en la sede de campaña en Madrid y que Felipe usaba en sus comparencias diarias y mitines, con esa capacidad suya de cuidada improvisación y e ironía senequista que no ha perdido. Así era posible que lo supiera todo con tanto detalle. Eran los datos capilares que recibía de toda España. Los nuestros.
Yo colaboraba en Radio Popular de Jerez, la emisora de la Iglesia, donde mi alegría no fue muy bien acogida, precisamente. Pero trabajé en la cadena gracias a la confianza que puso en mí su entonces director Andrés Luis Cañadas. Y por eso conozco esa historia, la del 82, porque formé parte de ella. Y de otras, tan apegadas a la historia de mi tierra. Ya os las contaré, en un libro.