Cuando Miguel Arias apostó por Isabel García Tejerina como su número dos en el Ministerio de Agricultura, en el primer gobierno de Aznar, hubo un cierto terremoto en el viejo palacio de Atocha, sede ministerial. Superada la travesía el desierto en la empresa Fertiberia, García Tejerina vuelve a ser la número dos y hoy desgrana en Jerez, a tumba abierta, las claves de la compleja e importante negociación de la reforma de la Política Agraria Comunitaria (PAC). En Jerez hemos pasado de sembar 30.000 hectáreas de remolacha a apenas 2.000. Eso le cuenta Luis López a la dirigente ministerial. Eso sin contar con el futuro de los viñedos, ante las perspectivas de la liberalización total de las plantaciones en el horizonte de 2020. Y que países terceros compiten con España aunque sin los mismos niveles de exigencia en todos los órdenes, desde el laboral al fitosanitario. Por cierto, que tras la llegada, de nuevo, del equipo de Arias al ministerio se encontró con un listado de 1.700 productos fitosanitarios pendientes de autorización (los trámites pueden prolongarse cuatro años), en el sector de regadíos, con una deuda de 150 millones de euros con Tragsa, que condiciona actuaciones en los próximos años...
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