Pepe Griñán, Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano. |
Pepe Griñán intenta desmontar el 'régimen' de Chaves, el de un PSOE anclado en un modelo caduco, y, por lo que vamos sabiendo, con fallos tan notorios de control como el de los expedientes de regulación de empleo. Miles de trabajadores, beneficiarios de esos expedientes, deben asistir, atónitos, al espectáculo que hoy nos ha brindado la nueva superjueza Mercedes Alaya, bautizado como Operación Heracles. Ignoro qué música escucha por las noches Griñán, cuando hace resumen de lo sucedido y se da cuenta, posiblemente, de la grave responsabilidad que tiene entre las manos. Desmontarlo todo sin hacerlo saltar por los aires, desmontar y denunciar ante la Justicia justa, exenta de motivaciones políticas, de 'v' de vendetta, impulsar la regeneración, contar con los mejores y no con los lisonjeros que inducen a errores, plañideras a demanda, payasos por encargo, traidores que confían a sus antiguos mecenas lo que hace Pepe, que es quien les paga ahora manteniéndolos en sus cargos o confiando inocentemente en ellos. Ignoro que escucha Griñán, pero esta noche, en la que una vez más me siento libre, le recomiendo a Raimon, cara al viento, sin miedo, caiga quien caiga. Son dos minutos y dos segundos para que se cuide de los Idus de Marzo. Y de quienes ahora le rinden pleitesía siendo rehenes de quienes mas debe temer.