Desde 1998 más de mil periodistas han sido asesinados, han perdido la vida. Miles y miles hemos perdido nuestro puesto de trabajo, algunos por aplicar la cláusula de conciencia y no ceder al chantaje de sus empresas contra un posible anunciante. Y otros muchos más por la crisis de la publicidad, la revolución digital y la pésima gestión de los grandes grupos mediáticos, donde sus ejecutivos optan por dar el tijeretazo donde es más fácil. Esta profesión se ha convertido en un riesgo y más cuando se quiere ejercer al viejo estilo, pero no todo está perdido. Nos queda internet.
Ya sabemos que la prensa no puede denunciar sin pruebas, pero es dificil tener pruebas si desechamos el periodismo de investigación.
— Gervasio Sánchez (@gervasanchez) 28 de abril de 2013