Todo llega en la vida incluso para quienes se creen por encima del bien y del mal. Y conozco algunos y algunas. Y aunque no les pierdo de vista nunca, no les dedico más tiempo del debido a todos estos hijos de puta que no cesan de hacer mal a quien nunca se lo haría, por ahora. Esta semana he cumplido años, feliz de hacerlo, dando gracias a Dios por ello y por compartirlo con los míos. He vuelto a encontrarme en ruedas de prensa con personas a las que conozco bien en mi vida. Vale.
Anda la clase política dirimiendo sus cuitas sobre eso de los imputados, una figura que probablemente termine desapareciendo del ordenamiento jurídico porque, sobre todo, jode a la clase política corrupta. Y algunos de ellos siguen ejerciendo una influencia brutal en nuestras vidas. Creo, de corazón, que entre nuestros políticos hay gente realmente excepcional y otros realmente malos, de solemnidad, malvados con el corazón negro a los que nunca prestaría la más mínima ayuda.
A mí que estén imputados me importa un cojón de mico. Más puteados estamos la mayoría en estos momentos y no nos quejamos. Hay más puteados que imputados en España, de largo. Está todo tan mal que va siendo hora de dejar de perdonarles la vida (en sentido metafísico) a toda esta serie de mangantes sin escrúpulos presentes en todos sitios, hasta en esta profesión de nuestras entretelas donde te descojonas con algunos episodios dignos de una película del gran Chaplin. Mudo estoy.
He buscado una canción de lujo, de Nina Simone, para aquellos que fuman en la cama...Os la dejo, y trato de pasar la tarde lo mejor posible. Y otra de regalo, vacilona, de mis tiempos: Grand Funk Railroad, algo maravilloso (ella). Cuidaros mucho por favor, sobre todo los buenos. Los otros... Bueno, os dejo, y os invito a crear un blog y cuidarlo. Una gran terapia diaria.