A ver, no queda otra. 2014 es el año en el que no hay que dar ni un paso atrás, no tolerar lo que nos hace daño y a quien lo hace adrede, por inacción o ideología. Quieren que nos asustemos, que seamos carne de cañón, que no seamos rebeldes, que no elevemos la voz cuando nos aprietan. El ejercicio de esta profesión acarrea más enemigos que amigos, más sinsabores que alegría. Pero lo que detesto profundamente es quienes, sea donde sea, exhíben un falso talante demócrata, solidario o corporativo. Siento asco, y aprecio en cambio el esfuerzo de quien solo ha hecho una cosa en su vida, trabajar con respeto, realtad y con la libertad que ha podido, la que le han dejado. Os quiero.