No toca, no me pienso enfadar o preocupar. La vida se va en un suspiro y no perderé un momento en defender nada en lo que no crea ya (tan poco), en nada que no sea necesario, salvo el interés general, el de los más débiles, el de aquellos que las están pasando putas para llegar a fin de mes, aunque ahora se hayan librado 450 euros de ayuda hasta las próximas elecciones generales.
Hay que luchar, lo dicen los jueces decano de toda España, por una "ley de segunda oportunidad" para los ciudadanos, autónomos o pymes, porque los bancos han tenido todo el apoyo, miles de millones para sanear y responder ante los errores de sus directivos. A los de más abajo, los de la economía real, los que resisten, se les acaba el dinero y la paciencia. Y no tuvieron ayuda.
Y el crédito no fluye, es una patraña, vayan a un banco, hagan cola en el SAE, hablen en los bares de barriada, en los corrillos de empresarios valientes que luchan por sobrevivir. Por eso, me he vuelto muy intolerante con quienes nos toman el pelo, a diario, esos que se han forrado a nuestra costa. Un abrazo a todos los que me leen fuera porque tuvieron que marcharse, y otro más fuerte a los que aguantan aquí. Esto va a cambiar, no puede tardar mucho porque el hambre aprieta.
Buenas noches y buena suerte