Cuando los madrileños se van de Madrid, es el mejor momento para ir. No por los nativos, que son gente acogedora y babilónica, no. Es que hay más sitio, menos estrés, menos coches y mas posibilidades de ver buenos espectáculos. No más de quince grados, miles de personas por todas las calles, colas para todos los teatros. Sonrisas, caras de gentes, miradas que, jurarías, quieren decirte algo más, chicas que dan vueltas por la calle como una peonza tras pasar cuatro horas viendo Hoy no me puedo levantar, una de las obras más populares de estos días.
En los ochenta traje a Mecano a Jerez, yo era director del concurso de pop y rock Alcazaba (Danza Invisible, 091) y había que traer a gentes de actualidad. Fue un suceso y un gran éxito. La recaudación fue destinada a la caja de resistencia de los trabajadores de la bodega Domecq, en huelga.Nacho Cano puede estar orgulloso de que jóvenes que nunca supieron que era éso de los años 80, de cuando el golpe de Estado nos cortó la respiración para luego dar paso a una explosión de libertad sin límites, se desgañiten cada noche en el Teatro Movistar, un gran musical para todos en el renovado teatro Rialto, en la Gran Vía. No echarán de menos, lo prometo, las voces de Mecano.
Es que ya sus canciones no son suyas, tendrán el copyright, pero la música es nuestra desde el primer día que cantamos cualquiera de sus piezas. Nacho Cano ha dado nuevo sentido a todos sus temas,ahora sabrás por qué Perdido en mi habitación es el grito desesperado de quien se metió en el túnel. Todos conocemos a alguien o alguien que conoce a alguien.