27 sept 2006

El espíritu de Oriana



Sé que hace algunos días que nos dejó Oriana Fallaci. Sé que han escrito tantos y tantos sobre ella. Al final el cáncer ha podido más que Oriana. Es triste que los que se pasan la vida haciendo daño a quienes nada les han hecho nunca no piensen en que en su mal llevan su penitencia y el castigo eterno.

El mensaje de Oriana sigue vivo. En estos días de furia y turbulencias en los que he tomado una decisión –una más, la verdad, en la vida hay otras razones más importantes- he leído todo lo que ha caído en mis manos sobre la periodista con más coraje de la historia. Ha sido la única que, venciendo los complejos de lo políticamente correcto y la sumisión al poder del oro negro ha denunciado al islamismo radical, la islamización de Europa y ha defendido con firmeza la civilización occidental, como nadie antes lo había hecho.

Rezo a mi Dios por inhalar siempre el mismo espíritu de Oriana
. Y rezo a ese mismo Dios, con el que la persona que amo tiene un lazo especial, para que me perdone por todo lo que debí hacer y por lo que hice y me ayude a seguir por el camino que ahora debo seguir sin miedos ni agobios estúpidos.

Nadie dijo que era fácil, ni yo soy un héroe, solo un periodista de provincias que un día fue a Madrid, subió al Olimpo de los Dioses y bajó al sur con el corazón hecho trizas un 11 de marzo de 2004. Acaricio lo que todos, no soy original. Pero quiero hacerlo con dignidad. Estoy en ello y te necesito, usa mi correo electrónico, mi teléfono móvil, están para que me ayudes a cambiar lo que sea necesario cambiar, antes de que todo esto estalle por los aires, nos metan en una guerra santa o descubramos quién fue, de verdad.

Estas Navidades, si las cosas cambian, quiero ir con Mary a Nueva York, no para sentirme como un inglés, sino como un jerezano, caballero de la orden del temple, porque templanza, es lo que hay que tener en estos días. Te dejo la canción de Sting. Me hubiera gustado mucho haber presentado un programa de radio por las mañanas, para guiar a los que van de un lado a otro por esta bahía.

Soy un bocazas, no tenía que haber dicho que volvía a la radio. Siempre hay uno que, sabiendo que hace un buen día, va y te lo jode. Pero la noche se deja caer antes de lo que piensas, mojas la almohada y, de pronto, secos tus ojos, los entornas porque vuelve a amanecer y las nubes se han ido. Das gracias a Dios, porque tienes otra oportunidad de ser feliz. Y hay tantas radios… o las habrá.