Lo que pasa en los cines Bahía Mar, de El Puerto de Santa María, no tiene nombre y, por lo que se ve, nadie protesta. Tienen ventajas: hay aparcamientos, buenas ofertas de restauración, las butacas son de cinco estrellas y las pantallas, en condiciones, además de películas que no hay en otros complejos. Hasta mis adoradas e indigestas palomitas son excelentes. ¿Qué falla? Muy sencillo, que cuando termina la peli, en vez de volver al pasillo y salir como has entrado, como un señor, te mandan a la puta calle. Eso no pasa en los Ábaco de Jerez, por ejemplo. Aunque sé que pasa en otros multicines. Pero no significa que esté bien.
Con cámaras de vigilancia, sí, pero tienes que salir a la calle, a las tantas, sin un alma y con los cataplines de corbata por si sale un jilipollas y te da un susto. Yo no sé si os habrá pasado pero os animo a dejar vuestra protesta por escrito como yo pienso hacer cada vez que me manden a la calle, a la rue, al frio solitario de la zona industrial, después de haber disfrutado de una excelente película. He preguntado esta noche y me han dicho que el gerente está de vacaciones. Cuando vuelva espero que se encuentre con un porrón de reclamaciones, mías y de más gente. Los impresos los tienen los controladores.
Lo que yo me pregunto es, en caso de agresión o robo con fuerza, las camaritas servirán para que vengan dos fornidos vigilantes del cine y me salven del chorizo. Por si acaso, me pienso negar a salir a la puta calle, rebelión cívica contra reglamentos peligrosos. Y se me sacan por la fuerza, denuncia al canto. A cambiar. Para colmo, la película "Los Hijos de los Hombres" te deja algo más que impresionado.