Gracias a Dios que no regresé, que me vine de Madrid. Si no me hubiera tomado aquel café apresurado ante la vidriera que me llamó siempre la atención lo habría hecho. Gracias a Dios ahora vamos juntos, luchando por un mundo mejor en el que todos tengamos una oportunidad de ser felices. No te preocupes por nada, Dios proveerá. Te quiero. Esta canción, de Bill Withers, es ideal.