El día que caiga, Gaspar Zarrías va a tener que nacionalizarse en Marruecos, por ejemplo, y no es por nada. Nuestro consejero de Presidencia tiene la rara habilidad de ser el niño en el bautizo y el muerto en el entierro. Pero no es casual, mi muchísimo menos, que se haya lanzado a 'morder' políticamente a la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, del PP. Los socialistas usan el ataque preventivo (lo mismo que le critican a George dobleuve Bush) y arremeten contra ella por tres razones.
La primera es que este PGOU, expuesto para alegaciones en pleno verano (hay que tener mala leshe), ni es tan angelical ni tan malo como algunos piensan: Es el que ha hecho la Junta, el PSOE, y está manufacturado por un arquitecto de plena confianza en todos los sentidos: Manuel Ángel González Fustegueras.
La segunda razón de la mordida de Zarrías es que en el PSOE saben (ellos lo saben todo, como es normal) que Ángeles Muñoz es uno de los nuevos valores en los que se apoyará Javier Arenas en su carrera hacia la presidencia de la Junta de Andalucía.
La tercera razón es que en el PSOE incomoda sobremanera que haya que sacar las castañas del fuego al PP de Marbella. Por lo que se va sabiendo, más vale se vayan dando prisa y no le toquen mucho las narices a la alcaldesa marbellí, muy moderada hasta el momento porque es educada y elegante. Y se ha dado cuenta de que este PGOU que tan rápido quiere aprobar la Junta puede ser la mayor trampa política de la historia reciente andaluza. ¿Exagerado? Ni mucho menos, me quedo corto...muy cortito de café.
Chaves es el primer responsable político del Territorio y Urbanismo en Andalucía, y al presidente andaluz le preocupa Marbella porque ha supuesto un gran fracaso personal tras las pasadas elecciones municipales, sobre todo porque ahora no sabe qué hacer con el ex consejero Paulino Plata, tan apreciado y valorado (y callado estos días, por cierto) en las encuestas como el propio Chaves. El mismo que no permite que una Comisión Parlamentaria actúe en el asunto de Marbella. Chaves teme asumir responsabilidades ¿o no?
(Foto: Javier Amiguetti)
