Está claro. No llegará la sangre al río, no habrá duelo al sol. Ángeles Muñoz no es Sharon Stone en “Rápida y mortal” (aunque algunos lo desearían en el PP andaluz) ni Manuel Chaves el malvado Gene Hackman (como anhela quizás algún pequeño gran hombre de su gabinete). El ajuste de cuentas entre la alcaldesa de Marbella y el presidente de la Junta es puramente económico. Más aún, es socioeconómico. Chaves y el PSOE, tanto monta, saben que tienen que echar mano del talonario legal, el de los presupuestos de la Junta, para saldar el debe autonómico con los ciudadanos y ciudadanas de Marbella, expoliados repetidamente sin que nadie, fuera del círculo municipal, haya querido asumir más responsabilidades que la justas. Y todo eso sin saber aún la identidad de los aforados presuntamente aparecidos en las diligencias del ‘desaparecido’ juez Torres (que se incorporará pronto a su juzgado granadino).
Cuentas, más bien gastos, es lo que el senador gaditano José Blas Fernández, del PP, le pedirá por registro al Gobierno de España, sobre los gastos ocasionados al erario público por las vacaciones del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, familia e invitados (si los hubo), al Palacio de las Marismillas, en el Parque Nacional de Doñana. Tiene derecho el senador y por eso preguntará. Parece que determinadas fuentes indican que igual no pincha en hueso. Aunque conociendo a Pepe Blanco (el número dos del PSOE, el que García no contrataría ni de administrativo), igual nos enteramos de los gastos ocasionados por las estancias de Aznar, y de paso (por decir las cosas que dice en plan abuelo Cebolleta), las de Felipe González, porque ambos usaron el mismo palacio rural. Mientras, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, se ha ido a almorzar con los ex mineros de Boliden, que son pocos y bravíos. Hay que ser muy torpe en un gabinete para no dar carpetazo ya a un asunto, basado en la palabra de un gobierno, que prometió no dejar tirados a los mineros del mayor desastre ambiental de Andalucía.
jose.contreras@eleconomista.es (Foto Javier Amiguetti)
Cuentas, más bien gastos, es lo que el senador gaditano José Blas Fernández, del PP, le pedirá por registro al Gobierno de España, sobre los gastos ocasionados al erario público por las vacaciones del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, familia e invitados (si los hubo), al Palacio de las Marismillas, en el Parque Nacional de Doñana. Tiene derecho el senador y por eso preguntará. Parece que determinadas fuentes indican que igual no pincha en hueso. Aunque conociendo a Pepe Blanco (el número dos del PSOE, el que García no contrataría ni de administrativo), igual nos enteramos de los gastos ocasionados por las estancias de Aznar, y de paso (por decir las cosas que dice en plan abuelo Cebolleta), las de Felipe González, porque ambos usaron el mismo palacio rural. Mientras, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, se ha ido a almorzar con los ex mineros de Boliden, que son pocos y bravíos. Hay que ser muy torpe en un gabinete para no dar carpetazo ya a un asunto, basado en la palabra de un gobierno, que prometió no dejar tirados a los mineros del mayor desastre ambiental de Andalucía.
jose.contreras@eleconomista.es (Foto Javier Amiguetti)