Acabo de renovar (gracias a internet) todo mi fondo musical de pop árabe, al que me aficioné tras un excitante viaje por Oriente Medio en 2003. No comparto la visión que la mayoría de los medios de comunicación nos ofrecen de esa parte del mundo. Creo, y como yo muchos, que su cultura (por ejemplo la música) no nos acaba de llegar del todo porque es algo deliberado. Es el miedo a Eurabia. Pero eso está acabando. Yo no creo en la Alianza de Civilizaciones creada para justificar una falsa posición política, que cumplió sus objetivos en 2004, creo en la Cultura de las Civilizaciones, la fusión, la mezcla de los estilos, de las almas, de los cuerpos, en la mixtura nueva de las razas de siempre, pero no en lo que nos separa de quienes están a menos de quince kilómetros. A mí, que Moratinos haya ido a pedir que vuelva el embajador de Marruecos me da igual, que vuelva cuando quiera, nadie le echó de nuestra tierra, más tolerante que la suya de aquí a Lima. No me ha gustado ese gesto de un ministro al que, por respeto, no le digo lo que sugiere cuando le vemos. Pero el tema es la fusión. He elegido dos ejemplos. El primero, de Sting y Cheb Mami. Y el segundo es Anastasia, cantantado en árabe una bellísima melodía para una conocida película de animación. Os gustarán. No sé a vosotros, pero a mí se me remueve el alma con los dos. ¿Más? Escucha esta versiòn de Titanic.