Hoy he paseado por Sanlúcar de Barrameda, tras el funeral de la Duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, una noble incómoda para mediocres y envidiosos cuyo sepelio no ha tenido para el Gobierno, al parecer, la suficiente importancia como para haber enviado a un alto representante, un ministro por lo menos. ¿No han usado aviones oficiales para todo lo que les ha parecido importante en las últimas semanas? ¿No hay AVE? ¿Iberia? ¿vuelos de bajo coste? Pues nada, aunque la Junta de Andalucía ha salvado los muebles y ha estado dignamente representada por el consejero de Obras Públicas, y la de Cultura. También he visto a Mamen Sánchez, todo un detalle por parte de la diputada socialista. Sones flamencos en la salida del féretro, una homilía descarnadamente a favor de la duquesa, en la Parroquia de la O. Antes que venga nadie a reclamarlo, creo que la Duquesa de Medina Sidonia, una demócrata, merece la Medalla de Andalucía a título póstumo. No creo que merezca ser menos que otra Duquesa, la de Alba. Hoy hemos estado a su lado los que teníamos que estar. He visto a la ex ministra Ana Palacio, amiga suya, consternada, a empresarios (pocos) y gentes curtidas de Sanlúcar (no muchas, la verdad, para lo que merecía). Descanse en paz.