La mentira siempre se descubre. En el blog de Glendon, "Hasta aquí hemos llegado", leo un comentario que os recomiendo sobre la película denuncia del veterano Andrzej Wajda sobre el exterminio de 22.000 polacos en los bosques de Katyn a manos de los ejércitos de Stalin. ¿Qué pensará Gaspar Llamazares de esta película? El director escribe sobre su propia familia: Jakub Wajda, su padre, capitán del 72º regimiento de infantería, fue uno de los 22.500 polacos, civiles y militares que, por orden de Stalin, fueron asesinados en 1940 por las tropas soviéticas en el bosque de Katyn, una pequeña localidad cercana a Smolensk, en el oeste de Rusia. "Yo quería relatar una historia sobre algo que experimenté, sobre mi padre y mi madre. Todo ocurrió en una época que recuerdo aún: tenía 13 años cuando comenzó la guerra", ha subrayado el director, que como todos sus contemporáneos vivió en la incertidumbre y la mentira: nada se supo del destino de los polacos apresados, y cuando las tropas alemanas encontraron las fosas comunes en 1943, la Unión Soviética negó su responsabilidad en la matanza y acusó de ella a los nazis, algo que también obligó a hacer al gobierno polaco de posguerra (Occidente prefirió callar para no perjudicar a sus aliados en la lucha contra el nazismo). "La mentira de Katyn se convirtió en la base de la amistad entre Rusia y Polonia", asegura Wajda.