(Foto José Rodríguez)
Vienen de Andalucía y los ha llamado Zapatero. El nuevo gobierno del PSOE en Madrid incluye a un viejo lobo del socialismo español, Manuel Chaves, un peso pesado que es el primero a quien Zapatero no puede defraudar en los próximos meses. Chaves ha abandonado Andalucía sin pestañear porque hay algo mucho más importante para él que mi tierra, algo que que está en peligro: el PSOE. Y esas son palabras mayores. Todas las alarmas están encendidas porque, dicen dentro del partido algunos valientes, el actual presidente del talante estaría dilapidando un capital político cuyo precio ha sido muy elevado. Chaves se ha llevado a otro lobo, un coyote de Jaén tan listo y ladino que los de la villa y corte no tienen ni idea de lo que se le viene encima. Gaspar Zarrías se va con todo su equipo, pero deja en Andalucía una red clientelar de adeptos y temerosos tan impresionante que pone los pelos de punta. Griñán no lo habría aguantado de number two ni un segundo. Lo tengo clarísimo. ¿Se va por eso?
Dudo que ZP -aunque a veces me sorprende- sea el autor intelectual de este pacto de los lobos que mete al partido en el gobierno y al gobierno en el partido, en una suerte de confusión peor que la que aturde a Dinio por las noches. Ayer, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, dijo haber hablado con compañeros en Andalucía (Arenas se reserva...) sobre su relación con el hasta ahora presidente de mi comunidad, y afirmó que "no ha hecho nada por el desarrollo del Pacto Local". Ha sido un "absoluto antimunicipalista", sentenció sobre Chaves. En este sentido, Barberá apuntó que, si durante los últimos cinco años los ayuntamientos han sido los "grandes olvidados", a partir de ahora irá a "peor", alertó
Se equivocan además los que crean ver a Chaves como amenaza de Cataluña, Montilla puede que esté algo ofuscado, pero sabe que se va a entender a las mil maravillas con el presidente de su partido. Chaves habla claro y no tiene miedo a nada ni a nadie, a su edad (64 años en julio) hay valores que se adquieren de forma innata.Conozco bien a este viejo lobo socialista, y creo que en Madrid no saben que nada tiene que ver ya con aquel ministro de Trabajo voluntarioso, ex ugetista, que se cargó a Pepote, hoy abogado de cartera saneada gracias a su trabajo, claro. El ex presidente de la Junta, el 'rey' de Andalucía, volverá cada viernes a Sevilla para ver cómo está el patio de su partido, de la administración autonómica. Y seguirá mandando. Mucho.
Chaves ha dejado un régimen en Andalucía, dicen los detractores. Hay dos andaluces, Pedro de Tena y Antonio Barreda, que trabajan en el libro definitivo sobre lo que ellos llaman "el proceso de ocupación" de la Administración andaluza por parte del PSOE en los últimos treinta años. Es su análisis. Otros están tan contentos con su parte del régimen que matarían a cualquiera por mantener su privilegiada posición. Y como decimos en Jerez, de esos conozco un puñao.
Javier Arenas tiene su última oportunidad de hacerse valer y ser el próximo presidente de la Junta. Tiene que tener en cuenta tres cosas. La primera es que Chaves no ha dejado la manada -mantiene la secretaría general del PSOE-A- y la segunda que conserva intacta la telaraña de intereses después de treinta años. La tercera es que igual se desgasta contra su viejo enemigo José Antonio Griñán y luego va el PSOE y sitúa a María de Mar Moreno -el futuro- como candidata. El de Olvera no lo tiene fácil, pero algo se muere en el alma cuando un amigo como Chaves se va, aunque sea a dos horas y cuarto en el AVE, un tren de ida y vuelta.
Luego están los de la generación Aído, los que como la ministra de Igualdad esperan que un dìa suene la flauta para el cambio de banquillo. Nada es para siempre y, hay otra generación, intermedia, que casi se muere de la pena esperando su ocasión. Creánme que cuando el lobo abandona la manada, aunque sea para cazar en compañía de otros lobos, siempre aparece uno más joven y fuerte con aspiraciones de mando. Chaves sigue al frente de la cosa andaluza, los que se crean que se ha ido a Madrid o son unos idiotas o quieren confundirnos. Y no me llamo Dinio. Y Chaves me merece mucho respeto, la verdad.