Son como niños grandes, se confiesan progresistas, de izquierdas, reciben premios por alabar el régimen, se miran al espejo todas las mañanas maravillados de tanta perfección política y moral, critican las cacerías creyendo que es de señoritos de derechas, de empresarios adinerados, pero a las primeras de cambio les encanta darle gusto al gatillo, y luego dar cuenta de la gesta heroica en Los Alcornocales. No se habla de otra cosa en algunos foros y hay quien asegura que hasta existen fotos. Si alguien las tiene, que me las mande, más que nada por curiosidad.
Por mí, sin problemas, no me gusta cazar, pero disfruto cada vez que puedo de la gastronomía relacionada, por ejemplo en el Restaurante Pizarro, de Alcalá de los Gazules, cuya carta me parece siempre excepcional. De verdad, sin problemas, a no ser que se confirme que se han usado recursos públicos -aunque sea un céntimo de euro- en brindar una jornada de caza al personaje admirado. Si no ha sido así, la próxima vez le diré al fotógrafo ilustre que asistió que me invite a la cacería. No hay nada como hablar de periodismo con los antiguos compañeros. Salud y libertad, todo pasa y todo queda.