Creo que Teófila Martínez, Ignacio Romaní y Carmen Obregón no podrían dormir tranquilos el resto de sus vidas sabiendo que han metido en la cárcel a un ciudadano que, una vez dadas las oportunas explicaciones (visto el vídeo de los hechos) debería ser sancionado quizás pero no condenado a una pena de cárcel. Me parece excesivo y me importa un pito que no genere tantos gestos de solidaridad como hechos recientes en la misma ciudad. Por favor, sensatez, talante y generosidad, los privilegios de los gobernantes. Excelente crónica, por cierto, de Tano Ramos, en el Diario de Cádiz.