2 may 2011

Argán: alianza de civilizaciones


Carlos Goñi, uno de los mejores músicos de España, en acción. Foto P.C.
Cuando Carlos Goñi (Madrid, 1961) decidió grabar su nuevo disco en Marrakesh no podía sospechar que el mismo café que frecuentó con sus músicos sería objeto de un ataque terrorista –el pasado día 28- y menos que el establecimiento, Argana (en la Plaza Jemâa El Fna), recordaría para siempre el título que Revólver ha elegido para su nuevo disco: Argán. Goñi, que ha empezado su gira en la localidad andaluza de San Fernando (Cádiz), tiene especial predilección por Marrakesh, donde suele pasar períodos de vacaciones. Le encandila el ambiente de sus calles, del zoco.

Y allí tuvo la idea de hacer algo por la alianza de civilizaciones, por la cultura y por el rock. Eligió como concepto Argán, un árbol que solo crece en determinadas zonas de Marruecos y del que se extrae un aceite único y uno de los más caros del mundo. Exclusivo de las resecas montañas del Atlas, sobre todo en las regiones de Essaouira y Agadir. Sus bosques fueron declarados en 1999 por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Eso ha detenido el proceso de desaparición del árbol en Marruecos 

Es el que da nombre al disco. Con 20 años de existencia de Revólver, y alrededor de 27 desde que comenzara su carrera musical Goñi es uno de los mejores guitarras de España y un compositor sin miedo, alejado de estereotipos y comprometido en sus letras. Le fascina ese otro mundo árabe, tan cercano y alejado por razones políticas. Un vendedor de alfombras le dijo: “Aunque no seamos hermanos, al menos somos primos”. 

Marruecos está en el espíritu del disco. El público de San Fernando (Cádiz) les aplaudió a rabiar no solo los buenos temas sino también los clásicos, a los que no pudo ni quiso resistirse Carlos Goñi. El concierto comenzó a las ocho y media de la noche. Pasadas las once nadie, ni músicos ni público, quería marcharse del coqueto Teatro Real de Las Cortes. “Con lo que cuesta llegar hasta aquí…”, bromeó Goñi. El local, con un aforo máximo de 396 personas, no defraudó. Ni Goñi: Veinte años en la carretera dan para mucho y lo demostró con creces. 

MARRAKESH 
“La colaboración con los músicos de allí fue porque Carlos va mucho a Marrakesh, le gusta”, dice Julián Nemesio, su batería. “Iba a un garito, bueno, un garitón, con una banda tocando que era la hostia, un pasote”. Tras varios días yendo al local, un día Carlos Goñi se decidió y les propuso incorporarse a su disco, que grabaría en la propia ciudad marroquí. “Creo que se lo tomaron un poco a broma, porque claro, que te venga un español diciéndote mira, y tal, ellos no sabían quien coño era, pero vieron que la cosa iba en serio”, dice Julián. El caso es que Goñi iba, efectivamente, muy en serio. 

Y tanto. El músico valenciano pasó siete meses creando su aproximación al Magreb, no en vano Goñi es amigo de mixturas, y prueba de ello son sus flirteos con las músicas de Portugal, Irlanda o México. Goñi se emocionó al descubrir dos notas en la escala pentatónica de blues –una de las claves de Argán- que también usan los árabes y más aún al aprender a tocar el mandolute, guitarra local de cuatro cuerdas dobles. 

Carlos Goñi se complicó la vida en la grabación del disco, por ejemplo en su tarea de localizar una casa de alquiler en Marrakesh, hasta que encontró una, con las dimensiones apropiadas (con techos de ocho metros de altura) para montar el estudio de grabación que desmontó en L'Eliana (Valencia), y alojar a sus músicos. 

Al experimento se sumaron Jalal El Alloouli (violín), Amine Hagdag (vocalista), Nouereddine Ennajraoui (percusión), Ait Hmitti Tariq (Karakebs) y Bouzzig Hamid (Gimbri). No le acompañan en esta gira, les suple el argelino Redouane Hamani, su ‘road manager’, que ha traducido y adaptado las partes cantadas en árabe y se incorpora a los recitales en algunos temas como ‘Quiero aire” y ‘Lo que me hace feliz’. 

El resto se terminó de pulir entre Los Ángeles y Valencia, con los ingenieros Joe Marlett y Quique Morales. El resultado no ha sido malo, a juzgar por los aplausos, por bulerías, que el público gaditano, devoto de Revólver, les dedicó este pasado fin de semana. ¿Su próximo concierto? Pues habrá que esperar poco, aunque será al otro lado del mapa, el día 6 en La Coruña, en el Teatro Colón. 

Revólver no olvida que es una banda clásica - guitarra eléctrica, bajo y batería- y alterna en estos conciertos piezas de toda la vida del grupo y los nuevos temas, más íntimos, con ambiente de tetería, como la del café Argana. Goñi se siente bien en San Fernando, y así lo cuenta luego a los suyos, “porque el público del sur”, de la fronteriza Cádiz –con Marruecos al otro lado del Estrecho- “es más especial que ninguno, se lo saben todo”.