Pina, con su familia, poco después de anunciarse el cierre de Delphi. |
El expediente de regulación de empleo extintivo afectó a casi 2.000 trabajadores de la multinacional, un mazazo del que la bahía de Cádiz aún no se ha recuperado. El coste del expediente para la plantilla fija (1.500) fue de 120 millones de euros. Del total, 630 optaron por acogerse a la prejubilación pero para ello tuvieron que aportar el 40 por ciento de sus indemnizaciones. Pina percibía en bruto casi 30.000 euros anuales en 16 mensualidades, conforme al convenio del metal. Ahora su retribución es de 1.950 euros mensuales en doce pagas, hasta los 65 años (le quedan quince). Llega a esa cantidad, dice, “gracias a mi aportación”.
DIEZ FALLECIMIENTOS
Se siente ahora “muy frustrado por no poder seguir trabajando como antes, lo llevo muy mal, con problemas de salud porque la ansiedad y el estrés pasan factura, aunque uno haga deporte. A eso hay que añadir la presión de cientos de compañeros inquietos antes y después del ERE sobre su situación”. Pina recuerda, con emoción, que el cese de la actividad de la factoría ha pasado otra factura: “Se ha llevado para siempre diez compañeros, que han fallecido por diversas causas. Hemos tenido un suicidio incluso de una compañera, ha sido un drama muy grande y sigue siendo para muchos, que desconocen su futuro, en total 465 que no se han recolocado”.
En casa, su esposa, Pilar, es quien le anima constantemente, “me dice que ahora puedo hacer muchas cosas, pero pasar de una actividad tan intensa a la inactividad, desde el pasado 1 de marzo de 2010, es algo muy pesado de llevar”. Pina llegó a hablar con el presidente Rodríguez Zapatero, en un mitin en Jerez: “Nos dijo que ningún trabajador quedaría abandonado a su suerte, algo que ratificó luego Chaves”. Opina que ese encuentro fue “crucial” para que el ERE llegara a buen puerto, “porque el 75 por ciento del problema está resuelto, sabíamos que saldríamos de allí pero que difícilmente íbamos a coincidir otra vez todos en una misma empresa. Aquello se acabó”.