Y se llama Diego Manrique, crítico musical, persona ponderada y que, por si no se sabía, me traje de jurado una vez a aquel añorado Concurso de Pop y Rock Alcazaba, que dirigí en sus primeras tres ediciones (la primera y la segunda las ganaron Danza Invisible y 091). Pues bien, en EL PAÍS, Diego escribe sobre Teddy Bautista. Que vayan aprendiendo los meritorios de mas de una redacción multimedia: "Sospecho que Teddy no entendió las razones de que se convirtiera en una de las personas más odiadas de España. Tenía chófer pero nunca le vi guardaespaldas (excepto en La Habana). De todos modos, resultaba imposible discutir con él: sabía más sobre los mecanismos de SGAE que cualquiera e ignoraba las percepciones públicas. Y la Sociedad se había transformado en un monstruo tan complejo como el PRI mexicano, con un sistema de representación que garantizaba la perpetuación del clan dominante y que tapaba cualquier escándalo (que los hubo, y no precisamente los aireados por la prensa de cobro a festivales benéficos o espionaje en bodas). En los últimos años, el matador de dragones se había transformado en otro estereotipo: el político eternizado en su puesto. Parecía trabajar para los poderosos e ignorar a los demás..."
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