Parece que cunden los nervios en el equipo de gobierno del PP en Jerez, donde se va imponiendo, a juzgar por el tono de algunas informaciones oficiales, el ala más dura del partido. Y no es de extrañar porque el PSOE está tocando hueso ya que, al parecer, duda muy seriamente su grupo municipal que haya informes jurídicos que avalen las medidas de ajuste aprobadas recientemente aunque exista un informe técnico. ¿El riesgo? Pues que todo se vaya al traste y el ridículo legal sea de campeonato. Amén de otras responsabilidades. Las hemerotecas, acciones de aquellos 18 meses de gobierno de coalición, serían letales políticamente con solo darse una vuelta por las páginas de los periódicos locales.
Fuentes municipales me indican que no hay problema alguno, y que las medidas están suficientemente avaladas técnica y jurídicamente, y que eso es demostrable. Hay ediles que sin haber sacado el carné de conducir, conducen el blindado municipal como si fuera una moto de 49cc y eso es peligroso en todos los órdenes. Hay que ejercer el poder con mesura y talante, es un privilegio que otorgan los ciudadanos cada cuatro años. Pero los excesos se pagan caro. La crispación aumenta en una ciudad noble, vapuleada por la crisis como ninguna, que necesita paz, sosiego y empleo, mucho empleo. Y algo claro, Jerez no es un coto de caza donde abatir a quien se opone. Jerez no es Sicilia ni Berlín en sus tiempos negros. Y atacar al prestigio de las personas provoca que se defiendan legítimamente.