Hey, que es finde. No sé donde pero vamos a cerrar los bares como en los viejos tiempos. Un Jack Daniels en condiciones pa empezá. Me parece genial que Dover hayan dado un giro danzarín a su música. Let me out ya es número uno en España y han entrado con fuerza en todas las listas. Me he paseado por su web, y zapeado algunas de sus nuevas piezas. Follow the city lights. Es como una premonición. La otra noche, cuando regresábamos de una noche guai, apreté la mano de mi niña y nos miramos. Las luces de la ciudad a la que nunca termino de regresar por distintas razones se abrían paso en la oscuridad, entre veloces ráfagas de automóviles a un lado y otro. Jerez es mi pueblo, pero siempre me he sentido de todos lados y ni de ninguno. Esta noche no te quedes en casa, sal fuera, enloquece (que conduzca otro, por favor) y vive como si fuera el último día de tu vida.
Vístete para la ocasión. Acabo de dar grasa a mis viejas botas, las que me acompañaron en tantas noches por Madrid, he puesto gasolina al Honda y le he sacado brillo. Tengo mi banda sonora preparada (Dover, of course) y el corazón seguro de que las cosas no es que cambien, es que ya han cambiado. Y el destino me empuja a una misión: hay que ganar. Dejando a los enemigos, a los fantasmas, traidores paranoicos y arpías disfrazadas que tendrán su merecido tarde o temprano. Un castigo en el que yo no tendré nada que ver. La omisión es mejor que la acción. ¿No hago nada malo si no impido que caigan al abismo? Pero me quedan dos dudas: ¿Puedo aplaudir? ¿es malo sentirse bien? No puedo fingir, nunca lo hecho.