La neutralidad es para los cobardes. Hay que mojarse siempre, adquirir un compromiso claro con la libertad, con los derechos de los más débiles. Y ante la duda aplicar el sentido común. Y en eso estamos muchos, desde hace tiempo. Con un coste pagado a conciencia. Pero ese compromiso, ese certificado de autenticidad no se expide ni en la calle Ferraz ni en la calle Génova. Lo adquiere el individuo a lo largo de su vida. Admito que soy cada vez más rebelde, más intolerante con los intolerantes, más amigo de mis amigos sean de donde sean. A la gente no le gusta que uno tenga su propia fe. El gánster Tony Montana, el personaje magníficamente interpretado por Al Pacino en "Scarface" (El precio del poder), la película dirigida por Brian de Palma con guión de Oliver Stone y la deliciosa Michelle Pfeiffer, resume: "Siempre digo la verdad, incluso cuando miento digo la verdad". Será por eso que tengo mala reputación, gracias a Dios entre todos los kanallas. Pero ¿neutral?, no, eso es de cobardes. Y nunca lo seré. Pero haría todo lo necesario por defender el derecho de mi adversario a expresar su opinión en libertad. Lo tengo tan claro...
