La defensa de los valores de la vida lenta (el slowfood) llega a Jerez de la Frontera a través de Slow Food Xerez (Asociación Jerezana por la Vida Lenta), una asociación sin ánimo de lucro que está enmarcada en el movimiento internacional del mismo nombre y que pretende defender en la ciudad una nueva forma de convivir, de alimentarse, de producir los alimentos e incluso de disfrutar de la cultura y del entorno. Slow Food Xerez surge en la ciudad de Jerez, pero su intención es que su ámbito de influencia y sus actividades trasciendan a toda la comunidad autónoma. Además, esta asociación nace impulsada por unos socios fundadores provenientes de toda la provincia de Cádiz entre los que destacan productores, restauradores y consumidores. En definitiva, se trata de personas físicas, y no instituciones u organizaciones, que comparten el deseo común de dar una respuesta a la invasión de la comida rápida (fast food) y al frenesí de la vida rápida (fast life). Esta Asociación Jerezana por la Vida Lenta dará mañana su primer paso con la presentación en sociedad de esta iniciativa que ya es bien conocida en el ámbito internacional, un acto que se celebrará en el primer hotel ecológico de la ciudad, el Hotel Chancillería, y durante el que también tendrá lugar la firma del acta fundacional por parte de sus socios. En el marco de este encuentro también se designará la junta directiva de Slow Food Xerez.
Slow Food supone dar la debida importancia al placer vinculado al alimento, aprendiendo a disfrutar de la diversidad de las recetas y de los sabores, a reconocer la variedad de los lugares de producción, a respetar el ritmo de las estaciones. Supone conjugar el placer y la reivindicación del derecho al disfrute por parte de todos con un nuevo sentido de responsabilidad: una actitud que Slow Food ha llamado eco-gastronomía, capaz de unir el respeto y el estudio de la cultura enogastronómica con el apoyo a cuantos en el mundo se ocupan de defender la biodiversidad agroalimentaria. Para ello, los que se unan a esta asociación se comprometen a salvaguardar los alimentos, las materias primas, las técnicas de cultivo y de transformación heredadas por los usos locales consolidados en el tiempo –sobre todo las que tengan un carácter ecológico–. También propiciarán encuentros, actividades e incluso iniciativas de carácter privado que casen con esta filosofía y con los objetivos que persigue Slow Food. Eso sin olvidar que también servirán de fuente de información al consumidor interesado. Poner en contacto a productores locales y consumidores Slow Food tiene entre sus objetivos la "relocalización de la economía", de manera que la mirada del consumidor se gire de nuevo hacia el productor de su zona. Para ello, organiza convivencias, ferias, mercados y muestras de amplitud local e internacional, a fin de exponer productos de excelencia gastronómica y ofrecer a los consumidores responsables la oportunidad de contactar con los productores. También apoya circuitos de distribución alternativos como los mercados de productores, proyectos agrícolas con el apoyo de la comunidad o asociaciones de compradores, que contribuyen a disminuir la distancia entre productores y coproductores.
Historia
Slow Food es una asociación ecogastronómica sin ánimo de lucro financiada por sus miembros y que fue fundada en Italia en 1989 para contrarrestar la fast food y la fast life, impedir la desaparición de las tradiciones gastronómicas locales y combatir la falta de interés general por la nutrición, por los orígenes, los sabores y las consecuencias de nuestras opciones alimentarias.
Hoy, con más de 80.000 miembros en todo el mundo –en países como Italia, Reino Unido, Irlanda, Austria, Alemania o EE UU–, fomenta una nueva lógica de producción de alimentos, desarrollando programas de educación alimentaria y actuando a favor de la biodiversidad.
Slow Food supone dar la debida importancia al placer vinculado al alimento, aprendiendo a disfrutar de la diversidad de las recetas y de los sabores, a reconocer la variedad de los lugares de producción, a respetar el ritmo de las estaciones. Supone conjugar el placer y la reivindicación del derecho al disfrute por parte de todos con un nuevo sentido de responsabilidad: una actitud que Slow Food ha llamado eco-gastronomía, capaz de unir el respeto y el estudio de la cultura enogastronómica con el apoyo a cuantos en el mundo se ocupan de defender la biodiversidad agroalimentaria. Para ello, los que se unan a esta asociación se comprometen a salvaguardar los alimentos, las materias primas, las técnicas de cultivo y de transformación heredadas por los usos locales consolidados en el tiempo –sobre todo las que tengan un carácter ecológico–. También propiciarán encuentros, actividades e incluso iniciativas de carácter privado que casen con esta filosofía y con los objetivos que persigue Slow Food. Eso sin olvidar que también servirán de fuente de información al consumidor interesado. Poner en contacto a productores locales y consumidores Slow Food tiene entre sus objetivos la "relocalización de la economía", de manera que la mirada del consumidor se gire de nuevo hacia el productor de su zona. Para ello, organiza convivencias, ferias, mercados y muestras de amplitud local e internacional, a fin de exponer productos de excelencia gastronómica y ofrecer a los consumidores responsables la oportunidad de contactar con los productores. También apoya circuitos de distribución alternativos como los mercados de productores, proyectos agrícolas con el apoyo de la comunidad o asociaciones de compradores, que contribuyen a disminuir la distancia entre productores y coproductores.
Historia
Slow Food es una asociación ecogastronómica sin ánimo de lucro financiada por sus miembros y que fue fundada en Italia en 1989 para contrarrestar la fast food y la fast life, impedir la desaparición de las tradiciones gastronómicas locales y combatir la falta de interés general por la nutrición, por los orígenes, los sabores y las consecuencias de nuestras opciones alimentarias.
Hoy, con más de 80.000 miembros en todo el mundo –en países como Italia, Reino Unido, Irlanda, Austria, Alemania o EE UU–, fomenta una nueva lógica de producción de alimentos, desarrollando programas de educación alimentaria y actuando a favor de la biodiversidad.