Es lo que creo que tiene la alcaldesa de Jerez, la socialista Pilar Sánchez, a juzgar por las afirmaciones que ayer hizo la portavoz municipal del PP, y parlamentaria andaluza, María José García Pelayo, que hoy verán en los medios convencionales. Si la alcaldesa quería tomarse unas vacaciones o irse de luna de miel (con los días reglamentarios que le corresponden) podría haberlo hecho en julio o en agosto, los meses habituales y comunicándolo sin problemas.
El dato de quienes son sus compañeros de viaje es anecdótico (aunque curioso), y lo que cuesta el susodicho viaje, también, porque corresponden a su economía personal y familiar, pero la presentación de este viaje como lo han hecho algunos y algunas en mi ciudad natal no es de recibo. Hay diez mil argumentos para dar caña a un político y Pilar Sánchez es humana, comete fallos y se dedica a la política a veces con escaso acierto.
Pero lo de la 'pandilla' no me parece de recibo, es una crítica facilona, impropia de una persona que, como Pelayo, quiere ser y puede ser de nuevo la alcaldesa de Jerez -si logra un equipo de fábula- por lo que no hay más remedio que torcerle el gesto. La regidora tiene derechos, pero la privacidad es imposible en un consistorio donde hablan hasta las fuentes, y por los codos.
Pilar está rodeada de algunos selectos cotillas y envidiosos/as que habrán disfrutado hoy con la rueda de prensa de Pelayo. Yo no, pero desde luego Pilar se las pinta solita para dar que hablar. Y todo por no decir las cosas claras: tengo derecho y me voy de vacaciones, o de luna de miel, aplazada para participar en la campaña electoral del PSOE. Y punto pelota. Lo dicho, los asesores son una de las claves y la otra el carácter tan especial de la alcaldesa. Eso dicen.
