Después de leer las interesantes manifestaciones de Ernesto Aguiar (una de las razones por las que Borrell fue lapidado para mayor gloria de "otros" compañeros que luego "eligieron" a ZP), me reafirmo en que si en un futuro hay un recambio para el diputado leonés, es José Borrell. Aguiar, una vez sobreseída la causa abierta contra él por prevaricación, cochecho y abuso de poder, se ha desquitado a gusto contando la verdad.Algunos hablan de Solana, pero tiene demasiados cadáveres en su armario de míster Pesc. Otros se refieren a Bono, pero las hordas revanchistas y guerracivilistas de su partido lo van a achicharrar. Y muchos creen ver como el elefante blanco a Manuel Chaves, manifiestamente aburrido de una autonomía donde el PP, si suelta el lastre (Arenas sabe muy bien quién le lastra), emprenderá el vuelo libre a la Presidencia. Los andaluces quieren cambio, pero no cualquier cambio, quieren gentes normales con profesiones normales y con aspiraciones normales. Normalidad, que decía Suárez.
Y de la vuelta de González como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía (donde buscaría un retiro a lo Fraga), pocos hablan ya, aunque...
Vale, pues lo que voy, he leído con gran atención el último discurso del presidente del Parlamento Europeo, José Borrell. Su punto de vista sobre la cuestion "euromediterránea", los flujos migratorios, merece un poquito de atención.
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Vale, pues lo que voy, he leído con gran atención el último discurso del presidente del Parlamento Europeo, José Borrell. Su punto de vista sobre la cuestion "euromediterránea", los flujos migratorios, merece un poquito de atención.
...El sueño europeo se encuentra estancado en el seno de la Unión, pero la UE sigue alimentando los sueños de millones de aspirantes a la emigración.
Los países mediterráneos se encuentran en primera línea. Los países del sur tienen que hacer frente al deseo de emigrar de parte de sus propias poblaciones. Y han de afrontar la oleada migratoria procedente de las poblaciones subsaharianas.
Europa no debe ser —ni puede ser— una fortaleza, como ya han dicho los Ministros de Cultura de la Unión Europea, reunidos en Budapest este pasado sábado. Sería contrario a sus valores. Sería contrario a sus propios intereses.
Algunos piensan que un nuevo muro —el muro del Mediterráneo— los protegerá. Se equivocan de lleno. «Si Europa no va al Sur, el Sur irá, de forma ilegal o clandestina, a Europa.»
Los problemas de Lampedusa, Ceuta y Melilla no son de los italianos o de los españoles o de los marroquíes. Son euromediterráneos. Son también, ante todo, los dramas humanos producto de la África olvidada.
La respuesta ha de ser colectiva. Y ha de basarse en el respeto de todos y cada uno. Y no puede hacer recaer el coste en aquellos que están más cerca del problema.
El proyecto de Resolución de nuestra Comisión de Cultura y el de la Cumbre de Barcelona apuntan en la buena dirección. Apoyemos sus grandes ejes: La asociación con los países de origen y de tránsito en materia de inmigración ilegal. Una estrategia europea en el ámbito de la inmigración legal. La erradicación de las causas principales de la inmigración ilegal, que son sobre todo económicas. El respeto de las obligaciones internacionales.
Una política europea de inmigración sólo puede ser eficaz si coexiste, en paralelo, con una serie de políticas nacionales de inserción de los inmigrantes.
Europa necesita acoger emigrantes. Acogerlos e integrarlos ofreciéndoles los medios para tomar el «ascensor social».
Este debate es parte integrante del debate sobre el modelo social europeo. Negar esta evidencia sería rechazar la realidad.
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