10 abr 2006

Conmoción y nervios en Jerez por el doble caso de las facturas falsas y el fraude de pensiones

Conmoción y muchos nervios en Jerez porque nadie sabe el alcance real de las investigaciones que viene practicando desde el año pasado el equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil para el magistrado Juan José Parra, juez decano y un profesional discreto, apreciado por sus compañeros. ¿Quiénes han comprado facturas falsas?¿Cual es el montante aproximado?¿Quiénes aparecen citados en las grabaciones interceptadas? El juez sabe que debería concluir pronto la primera fase (parece que viene otra más, densa, con más detenidos) y levantar el secreto del sumario, porque la sociedad jerezana quiere saber, los medios de comunicación quieren saber hasta donde, los nombres, las empresas, los datos. Cuesta mucho trabajo salir adelante a final de mes -lo del euro un día estallará en las calles- como para que cuatro listos se pasen por el forro de sus entretelas la justicia social. En Jerez hay un juez valiente que ha emprendido un camino, con un oficial de la Guardia Civil sin miedo y puntilloso. Dejémosles trabajar. Pero cuando terminen, que nos permitan leer las transcripciones de las cintas intervenidas. Por favor. Luego tendremos trabajo en los registros de la propiedad y mercantiles. Mucho trabajo.
Por Jerez han pasado jueces que han sufrido en sus carnes las dentelladas de los poderes fácticos locales. Y periodistas. Hoy, tal como pasara en Marbella (lo que sabe de estas historias José Carlos Villanueva, de El Mundo), en Jerez hay amenazas por escrito y en la radio por parte de personas con responsabilidades muy concretas. El fiscal debería tomar cartas en el asunto antes de que la mafia, m-a-f-i-a, campe a sus anchas por una ciudad en la que opinar libremente tiene un altísimo coste. Para desgracia de los autores de estas amenazas hay un juez en marcha. Démosle un margen de confianza y, tal como dice el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, estemos tranquilos porque "están bien pillados". Además, pronto se van a producir nuevos acontecimientos políticos y judiciales, según todos los indicios. Y las amenazas son peligrosas. Las cañas se vuelven lanzas.

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