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El PSOE jerezano está entre el ave Fénix y el gallo de Morón, o resurge de sus cenizas o terminará como el popular gallo, sin plumas y cacareando. Conozco, bien, la historia del PSOE. Llena de guerras cainitas, de buenas personas, con algunos elementos sombríos y de recién llegados que se creen con todos los derechos del mundo, que van de pata negra y son muy paticortos.
El PSOE jerezano está entre el ave Fénix y el gallo de Morón, o resurge de sus cenizas o terminará como el popular gallo, sin plumas y cacareando. Conozco, bien, la historia del PSOE. Llena de guerras cainitas, de buenas personas, con algunos elementos sombríos y de recién llegados que se creen con todos los derechos del mundo, que van de pata negra y son muy paticortos.
Los socialistas se han pasado la vida en Jerez intentando derribar a Pedro Pacheco (hoy en horas bajas aunque personalmente muy fuerte) que, aunque lo parezca, no ha sido de verdad su eterno enemigo. No. El verdadero enemigo del PSOE de Jerez siempre ha estado en el PSOE de Jerez. No escarmientan. Sus peleas internas son lamentables.
Pilar Sánchez, que este año tiene su via crucis personal y político, supo hacerlo y consiguió la mayoría absoluta. Aduladores, traidores, errores de cálculo y un poder mal entendido, amén de asesores nefastos no empañan aquel tremendo éxito político y personal en una campaña donde no solo ella derrochó recursos económicos y donde insignes compañeros le hicieron la vida imposible. Sánchez debería escribir un libro porque vivió la "tormenta perfecta".
La sucesora, Miriam Alconchel, bien orientada ahora y con buenos apoyos en Sevilla y Cádiz, tiene una excelente y única oportunidad de elegir: puede ser, o no, quien organizó la vuelta al poder del PSOE en Jerez, recuperando de paso la influencia orgánica del partido en el ídem. Para eso debe conjugar la mano firme -alejando a quienes hacen daño- y la habilidad para buscar a los mejores entre las familias. Y seguir trabajando duro en todos los órdenes de su vida.
Dice Michael Moore que lo importante es entrar en las organizaciones, agitarlas, influir, que nos sorprendería saber que son movidas por unos pocos. Les emplazo a que reclamen a cada partido su número de militantes real, al corriente en el pago de las cuotas. Unos pocos influyen sobre muchos. Y si encima esos pocos andan cabreados entre ellos, flaco favor nos hacen a la mayoría. Pues eso.