María Dolores de Cospedal, hoy en la rueda de prensa en Madrid. |
El Partido Popular ha optado por un ataque directo al mensajero y gritar a los cuatro vientos que "la contabilidad del PP es única, clara, transparente y limpia". Ellos y sus asesores sabrán si eso no es peor. Ha sido una mañana de infarto. Las 56 páginas de EL PAÍS hoy han pesado como una losa en María Dolores de Cospedal. El diario de Prisa ha 'seguido' a EL MUNDO (hoy Eduardo Inda ha felicitado a Vicente Jiménez en el debate de La Sexta) y los dos dos principales medios escritos españoles han hecho que todos los medios internacionales nos miren con asombro y que hasta el embajador de los Estados Unidos en España haya pedido a Rajoy que acabe pronto, ya, con la corrupción.
Alfredo Pérez Rubalcaba, en Canarias, ha esperado a ver qué decía Cospedal para pronunciarse. No se trata ahora de saber si son galgos o podencos, si es una crisis de Gobierno o de Estado, o del PP, lo que hace falta es rapidez y claridad en ofrecer datos, más que tantas explicaciones y golpes de pecho, sobre las finanzas internas del PP. Y no está mal eso de las declaraciones juradas de los sospechosos de haber percibido sobresueldos. Que se den prisa en ello y, por cierto, en asumir responsabilidades si hay sorpresas. Rajoy ha convocado un Comité Ejecutivo extraordinario para el próximo sábado mientras que él y el resto de aludidos emprenderán acciones judiciales de forma personal.
La situación es muy crítica y hay enorme preocupación en todos los ámbitos. Insisto, en todos sin excepción. Ni Gobierno, ni Estado ni PP, es el sistema el que corre peligro y eso siempre da alas a los intolerantes y fascistas. Vayan despejando el grano de la paja y busquen a los que salen beneficiados de esta locura colectiva de identificar democracia con corrupción: los de siempre. Lo que no quita aquello de "caiga quien caiga". Esperemos mas 'papeles' y responsabilidades. Y a Rajoy...