El segundo puente, ayer mismo, desde el ventanal de El Corte Inglés. Foto PC |
(Leer escuchando Lady Madrid, de Pereza)
Si hay algo claro es que el segundo puente sobre la bahía de Cádiz es una realidad. Ha cambiado su perfil. Ya, ha tardado, ha costado mucho más de lo presupuestado, era más complejo de lo que se creía, pero Teófila Martínez no se quedará con las ganas de inaugurarlo porque el Ministerio de Fomento la invitará como diputada electa y el nuevo alcalde de Cádiz, José María González, ‘Kichi’, asistirá al acto con toda la Corporación, de la que forma parte la alcaldesa que ha dirigido la ciudad en los últimos veinte años. Además de que si se inaugura antes de las elecciones generales tengo claro que el acto lo presidirá el Rey Felipe junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Y no olvidarían a Teófila. Y Kichi irá al acto trajeao, como manda el protocolo, con un terno comprado en Eutimio, tienda clásica gaditana.
Pero ¿se imaginan por un momento
que con una parte de ese presupuesto se hubiera acometido la rehabilitación del degradado casco histórico de Cádiz? ¿Cuantas
acciones sociales se podrían haber ejecutado? La capital habría entrado en el
selecto club de grandes ciudades que se han convertido en verdaderos parque
temáticos culturales y comerciales. Miles de gaditanos habrían retornado a su
centro, libre de infraviviendas, dotado de sistemas de movilidad (¿coches
eléctricos?), carril bici, de servicios que eleven la calidad de vida de las
personas. Imaginen por un momento esa urbe. Cádiz es una ciudad con enormes posibilidades
pero, desde mi mesa veo el segundo puente y me pregunto dónde se van a meter
tantos vehículos. Da miedo, desde el ventanal de El Corte Inglés, casi es de peli
de miedo.