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Todo eso podría haber ocurrido al principio de este mandato municipal. Las administraciones central y autonómica habrían corrido en auxilio de Jerez (260 millones de euros de deuda, qué horror) y ya nadie se acordaría de Pacheco y su reinado de 25 años en la ciudad, con más puntos negros que blancos. Ni PSA, ni PSOE, ni PP, según el sentido común y algunas encuestas no reveladas, obtendrían mayoría absoluta para gobernar Jerez en las próximas elecciones municipales.
Por eso, todos critican al muchacho pero nadie se atreve a levantar las alfombras de la ciudad, y menos aún, entrar en las cloacas. ¿Y del coraje del periodismo local? cómo echo de menos aquellos tiempos de Manuel de la Peña (hoy prejubilado), Paco Aguilar (hoy currando en grupo municipal del PSOE), Juan Carlos Jiménez Laz (hoy director de Comunicación del Ayuntamiento de Málaga), de Pepe García Ganaza (hoy director de Radio Jerez, de la SER, como antes) y quien suscribe. Contamos muchas cosas, defendimos principios irrenunciables y las pasamos putas. Nos pusieron detectives, nos presionaron hasta límites insospechados y, más o menos, aguantamos, en las crónicas de la corrupción política jerezana.
Hoy, al ver el culebrón de Camas y cómo la Policía Nacional se tomó en serio el asunto, me pregunto la razón de que nunca se haya dado una cosa así en Jerez. ¿Será que alguien le ha echado más coraje y tiene a los demás acojonados? ¿O será que él es un santo varón y el resto unos pecadores y que conoce todos sus pecados? ¿O, simplemente, que no se ha comenzado en Jerez una labor evangelizadora, contándoles a los jerezanos el milagro de la vida y la historia, tal como és en realidad? No me creo nada, sólo que esto sigue igual y que nadie se toma en serio lo que hay que tomarse en serio. Jerez, es Sin City II. Y los sábados habrá una crónica.