20,30 horas. Comisión de Defensa. Canal Parlamentario. Cuatro horas y media después, gracias a la tenacidad en su intervención del diputado coruñés Arsenio Fernández de Mesa, hay tres cosas claras: la fragata española estuvo exactamente a 70 millas de la exigua costa de Irak (65 kilómetros de longitud y 12 millas de aguas territoriales), según la información facilitada por el ministro.
La segunda verdad es que sí formó parte, ahora resulta que en una segunda fase de "adiestramiento avanzado" del Grupo de Combate del Portaaviones Nuclear de la Clase Nimitz USS Theodore Roosevelt.
La tercera, por obvia no deja de ser importante ya que hoy el ministro ha confirmado que sí estuvo en aguas del Golfo Pérsico. Bono ha entregado a los medios de comunicación un escrito (fechado el 28 de diciembre de 2005, día de Los Santos Inocentes) del almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Sebastián Zaragoza, en el que afirma que "es una falsedad absoluta" que la fragata haya participado en operaciones de guerra o de protección y apoyo a las mismas.
Sorpresa, porque la US Navy, en la información oficial de sus webs militares sostiene que participó en maniobras de seguridad y control marítimo antiterrorista. ¿Por qué ahora se informa con tanto detalle de todo ésto y no meses atrás cuando hasta un diputado del PSOE, Xavier Carro, preguntó sobre la famosa fragata. El ministro Bono -con el grueso de su departamento (hacia tiempo que no se veían tantos uniformes en el Congreso) militar y civil, terminaba su particular ajuste de cuentas con la actualidad, con el PP y con todos los que no se creen que la participación de la fragata española ha sido algo que el ministro califica como "adiestramiento avanzado" y nada más. En el hall, el ministro sonreía a diestro y siniestro. Naturalmente, en su discurso no se olvidó de mencionar el incidente Mena y el caso del Hércules que sirvió para transportar camareros de un catering.
Bono ha sudado físicamene ha echado mano en su intervención de los temas habituales, desde Franco al Prestige, ha mostrado su lado más demagogo y peligroso políticamente. Al salir, en el hall del Congreso, el ministro ha escuchado las felicitaciones de los suyos. Algo en lo que nadie reparó fue la cara de circunstancias, demasiado serio, del almirante jefe de Estado Mayor. Nadie duda de su palabra, pero excepto una carta-informe elevada a Bono (muy taxativa) y otro documento traducido, no hay pruebas, ni el cuaderno de bitácora, el libro de órdenes del comandante. ¿Hay documentos? Pues sí, los tiene el diputado coruñés Arsenio Fernández de Mesa. Basándose en esos documentos, Fernández de Mesa a disparado una batería de preguntas que han dejado a cuadros al ministro, que no ha contestado. Mañana, se publicarán estos documentos. ¿Dónde? Adivinen.