9 feb 2006

El maquinista de la general

La maquinaria más aviesa del PSOE ya está en marcha. Tienen PRISA, y tienen prisa, de la otra, por preparar el escenario apropiado para el diálogo con ETA. Ya tenemos otro tema nacional, hemos de olvidar todos los demás. El terrorismo es la agenda, y ZP cumple su estrambótica hoja de ruta al estilo Bush que tanto detesta. El desgarro que una mala negociación puede producir en la sociedad española es incalculable. De ahí que los socialistas comiencen por casa, explicando a los suyos de qué va éso de las excarcelaciones (hoy se ha reunido el Grupo Parlamentario Socialista para eso mismo)... ZP, por ejemplo, no ha abierto un diálogo con las víctimas del terrorismo, de ETA, para ser exactos, ni tampoco ha acabado con la cultura del odio en el País Vasco, donde queda mucho trabajo que hacer con las fuerzas democráticas vascas. Si allí se vive en paz, sin miedo, las cosas serán distintas. Así que ZP y Rajoy tienen mucho trabajo que hacer. Escucho a Juan Cruz, director adjunto de EL PAÍS, y a Margarita Saenz Diez, en Telecinco, y me acuerdo de los viejos tiempos de esta cadena en su lucha a muerte contra Aznar. ¿Es que no hay otros tertulianos en esta Expaña para que les aguantemos a todas horas en todas las cadenas pro régimen? Si no vomito por las mañanas es porque la miel me lo impide. Tomen una cucharita, es muy sana. Un enjambre le mandaba yo a uno de esos.
Mientras, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska –un vasco criado en el nacionalismo– al menos tiene la gallardía (alguien ha de hacerlo en este país de vez en cuando) de ver en la calle a Henri Parot, el francés que quiso dinamitar la Jefatura Superior de Policía de Sevilla. Hay más asuntos en España que deben ocupar nuestra atención. Y ni les cuento en Andalucía, donde el coro de palmeros de Chaves amortigua cualquier elemento que impida a los andaluces constatar que no vivimos en el mundo feliz de Zarrías, que el día que caiga va a estar más solo que la una, las dos y las tres. Todo acaba, pero como tarda, Dios.