27 jul 2006

MIL COMENTARIOS, UN AÑO


Comentario 1000.- Ha pasado un año, y éste es el comentario 1.000 del Blog de Pepe Contreras. Las vueltas que da la vida, pero resulta que esta efemérides, que comparto con todos vosotros, coincide con un momento tan especial de mi vida profesional que desconfío de esta coincidencia. Hoy es el primer día después de la tormenta. He tomado una decisión, como debe hacer un capitán tras la furia de los mares. Siempre llega la calma, sopla el viento y te lleva a donde, quizás, esté la felicidad. Así que le he pasado la revisión al Civic, lo he llenado de gasolina y he llenado mis alforjas de ilusiones. Como siempre que hay un cambio. La foto me la hizo Marcos Medina, diseñador, viajero, fotógrafo, buena persona antes que nada, que trabaja justo en la habitación de al lado. Gracias amigo, te deseo siempre lo mejor.

Lo que está claro es que es el viento el que te lleva. No puedes hacer nada. Acaba una etapa mientras escucho Just the way you are, la canción de Billy Joel (la versión del desaparecido Barry White no está nada mal). Anoche, en el Alcázar de Jerez, de la mano de quien me quiere bien, me lo pasé de lo lindo escuchando a David de María, probablemente el mejor cantante pop de este país, porque canta con el corazón y eso, como en todas las profesiones, no falla nunca. Este blog, poco a poco, irá conformándose como mi verdadero cuaderno de bitácora. ¿Qué significa éso? Pues que será, más que nunca, mi diario. Escucho ahora Wind of change, de Scorpions, y All my love, de Lez Zeppelin.

Este viaje, de Cádiz a Jerez, de Jerez a Cádiz, cada día, me ofrece la posibilidad de bajar por la autopista, el paisaje no es comparable, que caray, a la calle Velázquez, el que tuve durante cuatro años en Madrid. Pinares verdes, bruma matinal, los tonos que solo tiene el cielo en este rincón de Andalucía. Y la bahía, cruzar el puente Carranza hasta llegar a mi actual trabajo, en Onda Cádiz RTV. El caso es que mil comentarios dan para mucho, para un libro CD, que pronto estará en la calle una vez que cierre los asuntillos económicos de su edición. En estos mil comentarios está mi vida, las cosas como yo las veo, con aciertos y resbalones. Estoy seguro que algunos posts, al día de hoy, no los habría escrito de saber lo que ahora sé, pero he de asumirlo todo.

Un blog es como la vida misma, es la mejor terapia. Pero sé que no todo el mundo es capaz de sentarse a analizar las cosas que pasan, opinar sobre ellas y contarlas al mundo entero (eso es internet). Tengo ahora algunos colaboradores, confidentes e internautas a los que nunca conoceré, que son un paso en el humilde contador. A veces, tras escribir un comentario, miro la cifra y veo que ha avanzado veinte dígitos. Ni idea de quienes han sido, amigos, enemigos, admiradores o curiosos de la red. Desde hoy los comentarios en este blog ya son abiertos, aunque moderados, porque con tanto cobarde de la pradera suelto llega uno, pone a parir a mi santa madre y yo no me entero. Y mi madre, como mi padre, me han enseñado muchas cosas.
Como no puedo evitar que se me pongan los pelos de punta con la música de la otra orilla, la de aquellos estuvieron aquí hace siglos.

Pero lo más importante que he aprendido hasta ahora es el valor de la fe. Primero se trata de no perderla nunca y luego de tenerla en aquellos que, de verdad, te quieren y nunca te fallarán. Pero Dios, qué duro es todo. Y qué difícil nos lo ponemos cuando la vida sería una delicia si hubiera algo más de confianza en los demás, en su capacidad para resolver los más grandes y pequeños problemas. Os quiero un montón a todos (aunque suene cursi, que no me importa), de verdad. Y no os quiero conocer, en serio. Sé que estáis ahí.