28 jul 2006

Un taxista de Ourense

Por CHACAL:

Los taxistas de Madrid suelen tener fama de todo, menos de amables y hay una leyenda urbana que los sitúa a la derecha de Aznar. Mentira, he encontrado muchos que, de buena lid y a un precio inmejorable, me habrían llevado a cualquier punto. Y ni son de derechas, ni de izquierdas, ni circulan por el carril bus-taxi como usted haría de buena gana por las avenidas semidesiertas de Madrid.

El de esta mañana era de Ourense. Serio, callado ¿callado?, bastó preguntarle ¿de dónde es usted? para que el hombre comenzar a hablar sin parar, en ese tono cariñoso de los gallegos, de los efectos de la soledad. Se puede estar solo en Madrid, sobre todo en Madrid, aunque en el pueblo, su aldea gallega, los paisanos van adquiriendo las malas costumbres solitarias de la ciudad. Le he escuchado sin pararlo, encantado, y he reflexionado sobre cómo las personas, en nuestra falsa autosuficiencia, hemos pasado de contar y depender de los vecinos, a ignorarlos aunque su puerta esté a veinte centímetros de la nuestra. La soledad es una enfermedad que se extiende sin remedio.