2 nov 2006

Cozaz de la tele de Cai

Anda coño, pues no estaba yo a punto de quitar el banner del alto el fuego en el Líbano cuando me llega la noticia de que han muerto siete milicianos en una operación israelí en Gaza. Lo dejo, lo dejo... pero lo que no voy a dejar de comentar es el profundo pesar que me invade como profesional de que Onda Cádiz Televisión no haya completado aún una programación a la altura de los medios de que dispone y del presupuesto con que cuenta. La emisora es competencia política de una persona de la máxima confianza de la alcaldesa, el concejal de Comunicación Ignacio Romaní. Espero verle un día con un premio descomunal por la excelente programación y servicios que presta a la colectividad Onda Cádiz. Creo que pronto habrá novedades en esa estructura mediática, determinadas por circunstancias esperadas y hasta puede que entre el aire fresco de la libertad de información.

Jorge Moreno (coordinador municipal del PP y asesor integral de la alcaldesa), seguro que medita todo lo ocurrido hasta ahora y, como persona que desea triunfar en el futuro –a la sombra o al sol- él, mejor que nadie, sabe que esto no puede seguir así. Moreno tiene en su mano tener la mejor estructura informativa de la bahía de Cádiz algo que, a todas luces, no es aún Onda Cádiz RTV. Aunque puede serlo. Moreno, consejero de la RTVA, no puede permitir que en Onda Cádiz puedan darse algún día episodios tan lamentables como los que se han venido dando en el canalillo público (de todo). Al hilo le cuento que en Sevilla han puesto sus ojos en dos piezas de la tele munisipá con lo que igual tiene que fichar a más gente o subirle el sueldo a los/as que son objeto de deseo del insaciable talonario de canasú.

Lamentablemente dejé de ser director de informativos de dicha emisora, en la que había depositado muchísimas ilusiones. Todo tras unos episodios que nunca más quiero volver a recordar, que socavarán el corazón de sus protagonistas hasta el final de sus días. Viene esto a cuento porque anoche, aprovechando unas horas de espera en la sala de urgencias del Hospital de Jerez, comencé a leer el libro de Federico Jiménez Losantos. Y no puedo parar de leer, estoy deseando completar este comentario para seguir... Me dí cuenta de que sus peripecias son parecidas a las que yo estoy viviendo estos días, en otra escala, a otro nivel, pero con siglas idénticas, personajes de tal vileza que asusta solo pensar en ellos e intrigas de todo tipo, alucinantes para cualquier mortal.

En estos días he conversado con Joaquín López Sáez, director regional de la COPE, para terminar constatando de que el periodismo a cara de perro que practica Losantos aún no es posible, por muchas razones logísticas, informativas, estratégicas y económicas en Andalucía, aunque su jefe de informativos autonómicos, Eusebio Pérez, tenga las ideas muy claritas. Pero hacen falta más elementos en la que se avecina. Y más tiempo en antena. Y mira que lo siento, porque en la conversación de futuro que mantuve con López Sáez lo encontré más viejo, más asentado, pero también más temeroso del dinero, de los prejuicios políticos, que de Dios. Pero Joaquín sabe que el respeto lo da todo, y más aún la valentía. De todas formas, la vida da tantas vueltas -las ha dado en las últimas horas- que me volveré a encontrar con mi viejo amigoJoaquín en algún momento, más pronto que tarde.

Hoy he conocido que ya está en marcha la Fundación Municipal Casas Viejas 1933, pero lo que quiero conocer al detalle son dos cosas: primero los estatutos y segundo el acuerdo económico con el empresario, no vaya a ser que que haya hecho una buena caja con los terrenos después de la polémica. Confiemos en Paco González Cabaña, en su habilidad para transformar lo negativo en positivo.

Un colega de otro periódico me confìa que tiene miedo de ser sometido a escuchas telefónicas. Yo le he recomendado que cuente lo de las rayas de coca que se mete ese político que él conoce bien, las juergas de su mujer con otro tipo, lo del dinero negro que tiene en Gibraltar, vamos que cuente lo que salga de los cojones, mientras más grande sea la trola, mejor. Si algún día las escuchas son divulgadas, los cabrones de los que hable no podrán hacer nada, porque se trataba de conversaciones privadas y yo, por teléfono, soy libre de decir lo que me venga en gana. ¿Ein?