11 ene 2007

El sindicato del ladrillo: lo estás haciendo muy bien




Los Hijos de Némesis
por JC


Es que tiene cojones, y yo sin enterarme. Ha nacido un nuevo sindicato clandestino en la provincia de Cádiz, compuesto –según dicen- por políticos, técnicos y muchos que callan: es el sindicato del ladrillo. No hay mal que cien años dure, ni secreto eterno. Todo se sabe, los registros son públicos, algunos jueces y fiscales muy valientes, y aún quedan periodistas osados y utópicos. ¿Políticos honrados? Creo que la mayoría, pero soy así de iluso. Pero este sindicato tiene ilustres afiliados de todos los bandos, unidos por la pasta gansa y el despendole. Esta gente es acojonantemente descarada. Les importa todo un pimiento si hay un euro a mano.

El sindicato del ladrillo tiene un código de honor: tú te callas lo que sabes de mis chanchullos personales y familiares y yo hago lo mismo. Es el puto cambio de estampitas de esta cohorte de sinvergüenzas, lamebotas, y correvisillos que nos rodea, gobierna y agobia. ¿Qué coño se han creído que son? Les hacemos un contrato por cuatro años, lo hacen medio bien y se apalancan en el chiringuito. A la puta calle.

Si te metes con el sindicato del ladrillo corres demasiados riesgos. Tirios y troyanos te las dan con las dos manos, compran lo que haga falta con publicidad (tirar de talonario les sale gratis total) y alternan con tus jefes como si fueran idiotas del culo (igual lo son y no nos hemos enterado). Desprecian a los periodistas y más si tienen criterio, mandan en su miseria y se jactan de tener las ideas claras. Desprecian, en general, a todo bicho viviente con criterio. Son unos desalmados, porque no tiene alma ni vergüenza.

El sindicato del ladrillo tiene contactos y apoyos entrecruzados en todas las administraciones, estamentos, sectores y chiringuitos. Se les conoce fácilmente porque raras veces les manda una paralela Hacienda ya que presumen de tener gente en los sitios más insospechados. Esta panda quita y pone alcaldes, tapa bocas, compra voluntades por doquier y, se te dejas dar por culo (hay gustos para todo, oiga usté) te hacen rico y cabrón en un mismo acto, que para eso tienen el lápiz de colores.

El sindicato del ladrillo no pasa penurias a fin de mes, no tiene que hacer cambalaches con la tarjeta de crédito ni sufrir el estrés postraumático cuando llega el balance del Corte Inglés. Estos tios viven como Dios (lo siento, no quería blasfemar, porque Dios no se parece en nada a estos hijos de puta), y se creen que uno, que todavía tiene valores, es tonto y no se entera de la misa. Pues están equivocados, somos más de lo que creen los que sabemos lo que pasa y andamos calzándonos unas buenas botas a ver si, cuando se descuiden, les damos una excelente patada en el trasero y los mandamos a freir espárragos. Menudos elementos sin ética. ¿A que conocen alguno? Pues no se quedan callados, hagan un blog y a dar caña de España. Cobardes.