Son los máximos responsables de Delphi. Son las dos caras de la multinacional que a finales de 2005 no había incluido Puerto Real en su lista negra. El asunto está ahora en manos de una jueza, Nuria Orellana, y se complica por momentos. Me cuentan que en los despachos de la Junta en Sevilla, el presidente alberga ciertas dudas de si no tendremos al final razón los que clamamos por la responsabilidad de la administración previa a esta tragedia. Dicen que duda el presidente sobre muchas cosas y que no entiende a la oposición, ni la columna de mi compañero Javier Caraballo en El Mundo. Me maravillo que no haya cesado a alguien. Le auguro que tendrá que hacerlo, más temprano que tarde. Alguien no ha hecho su trabajo.